De regreso a casa
Hace tres días que llegué de nuevo a casa de mis padres. No demasiado grato el asunto, a decir verdad. Como siempre, la bienvenida me hizo las cosas más agradables, pero eso no aleja las dudas que hay ante mi futuro.
Desde entonces me he dedicado a reordenar mis cosas. La ropa, las revistas, la música... Lo más duro fue llegar a las notas de la universidad. No quise mirarlas y las archivé de inmediato.
Mi familia me apoya y no me recrimina. Obviamente les hubiera gustado tener un científico en casa, pero mi padre sabe que no fue por falta de esfuerzo. "Debe ser que tu camino es otro", dijo mientras comíamos. Supongo que tiene razón, pero por algún motivo eso no me reconforta. Que te echen del colegio es una cosa, pero que lo hagan de la "Academia Nacional de Científicos Locos" (no asociada a la WASA: Weird Academy of Science and Arts) no queda muy bien en tu hoja de vida. Todo lo que yo deseaba era perfeccionar un método para la propagación por esporas de un híbrido entre vaca y trífido. Pero aparentemente los fracasos sucesivos desalentaron a todo el equipo investigador y a los profesores. La gota que colmó la paciencia de todos fue la mutación de uno de los alumnos en planta carnívora (tipo Audrey). ¿Qué querían? ¡Para hacer una tortilla hay que romper los huevos! Me creyeron demasiado loco, sobre todo viendo que la mayoría de los alumnos no pasa de poner en práctica el manual de laboratorio de Victor Frankenstein, ¡escrito hace más de cien años! ¿Resurrección de cadáveres? ¡Pamplinas! Yo sí que tenía visión de futuro. Pero ahora me veo como cualquier ser humano normal (excepto por el asunto de mis cuatro brazos y mi IQ de 162) buscando qué hacer con mi vida como un cualquiera.
Por eso inicié este diario, para reflexionar sobre mi futuro y pedir consejo a cualquiera que crea que me puede aportar algo. Así que por favor, escríbanme si tiene alguna idea que yo pueda ensayar. Les prometo que la consideraré.